Tal parece que la cuna de la artesanía yucateca esta por esos rumbos, siempre al acecho, en la espera de algún turista descuidado que no se resista a los cantos hipnóticos de las vendedoras, que recitan palabras como "está bonito, cómprelo, no tengo para el camión..." etcétera, una tras otra sin relación alguna entre ellas. Recuerdo haber escuchado un hechizo parecido en el estacionamiento de la Gran Plaza, por cierto. No me sorprende que los turistas de hecho sientan esa magia, que además observan cómo las señoras se aferran a sus artículos como si fueran amuletos.
Mi hermano y yo caminábamos en la búsqueda de buenas fotografías. Todo estaba abarrotado de gente y, cuando había una buena oportunidad, siempre se atravesaba algún pendejo por el lente de la cámara. Claro que mi desdén está injustificado, ya que es cierto que el centro no funciona únicamente para mí, sino todo lo contrario, toda la maldita ciudad tiene que congregarse en ese punto.
El tiempo empeoró, el sol subía a su punto más alto y el aire comenzaba a tomar esa temperatura tan característica de las panaderías (o tortillerías). El calor era tan intenso que se veían ondulaciones en el asfalto y en la parte superior de los vehículos, que avanzaban lento, o mejor dicho lentísimo, a la velocidad que permiten las calles diseñadas por españoles que nunca se imaginaron cuánto avanzaría la tecnología.
Después de revisar una exposición de artes modernas (unas cuantas esculturas hechas con latas con algunas obras rescatables), y de varios intentos fallidos de fotografiar a las docenas de mendigos y mendigas a las afueras de la catedral, llegamos a un espectáculo de la clásica jarana yucateca, situado justo enfrente del palacio de gobierno (o lo que sea).
Las parejas eran desiguales: los niños eran de más o menos la mitad del tamaño de las niñas, e incluso se veía como se lastimaban el brazo al tratar de hacerlas girar a su alrdedor. Pude ver a muchos pequeños incómodos, aunque había uno que otro que parecían disfrutar de lo que hacían. Todo era amenizado por una banda de ancianos que se sabían toda la música que interpretaron de memoria. El director también tocaba la trompeta, había un saxofonista, un percusionista y varios otros que no recuerdo. Un tecladista futurizaba al resto de la banda y ayudaba bastante bien a mejorar la calidad de su sonido. Mientras tanto, un señore con cara de lugareño recitaba toda la información, era un hombre de esos cuya voz parece no corresponder al cuerpo.
Tomamos un par de fotos y luego nos fuimos para otro lado. En el lado opuesto del parque, escuché que un hombresillo de bajísima estatura (sin llegar a ser un enano) y súmamente mal hecho del rostro gritaba a todo pulmón con un megáfono. Poniéndole más atención entendí que o bien predicaba que "Jesús te ama" o bien cantaba con notas horribles alguna canción que además no pude comprender. Justo en ese momento, noté que mi hermano se volteaba.
-Oiga, disculpe, no tendrá un poco para que me ayude (para mi camión (?), no recuerdo)... etc.- le dijo a mi hermano una mujer bastante jodida de más o menos cincuenta años.
-No tengo señora, disculpe -contestó mi hermano, más amable de lo que jamás lo había visto.
-¡Es señorita "hijoeputa"! -le gritó la doña y, acto seguido, sufrió de una diarrea verbal en la que intentaba justificar como había ciertas cosas que nos hacían diferentes a hombres y mujeres.
-¡Me vale madres, es la misma mierda y ya váyase a chingar a su madre! - interrumpió José (sí, así se llama).
Por suerte la señora se alejó sin más, no sin hacer un ademán como de "te voy a dar un golpe", tomándo su propio brazo con el otro como para detenerse a sí misma.
jajajaja.. bieeeeen a la doña! :D
ResponderEliminarbendito folklor yucateco... ¿que haríamos sin esas experiencias tan jocosas? (:
co;o isaac, escribe algo un poco mas cortito :D
ResponderEliminarHahhaha muy buenas tus historias del centro, me dan ganas de no ir nunca.
ResponderEliminarquisiera likear el comentario de kristen (:
ResponderEliminarbien hecho isaac, ahuyentas a los foraneos de nuestro hermoso e historico centro, hahaha aunque si la neta esta muy fregado.
ResponderEliminaraaah la historia de la do;ita buena onda. la proxima vez dale un sape de esos por los que chetumal es famoso.